Tanteando con mis manos iba delineando todo su rostro por secciones y lo adivinaba tan hermoso como la última vez que le vieron mis ojos. Despacio entrecierro mis ojos y me acerco a su mejilla besandola suavemente, percatandome lo cerca que estuvo de sus labios que incluso alcancé a besar por una esquina, o casi la misma mitad. Me di cuenta cuanto mi corazón comenzó a palpitar. Entonces sentí sus lágrimas escurriendo entre mis dedos.
- No llores Sasuke... - Con el dorso de mi mano seco sus húmedas mejillas y me doy cuenta cuanto deseaba besarle.
- No tuviste la culpa. Solo eras un niño, y a pesar del modo en que manejé las cosas, - uno mi frente a la suya con mis ojos entrecerrados y la mirada perdida a causa de la ceguera y mis labios entreabiertos deseosos de robarle un beso.
- siempre te amé. - Después de todo siempre fui un tonto enamorado de su propio hermanito. Quizás por eso, secretamente me sentí aún más merecedor de tal castigo. Eso pensaba mientras mis dedos se deslizaban suavemente por sus ojos intentando onjuagar los residuos de sus lágrimas y luego mis labios viajaron a cada uno de sus párpados besándolos con ternura.
- No hay otra cosa que quiera que estar a tu lado, toda la vida... - Tras decirle aquellas palabras me daba cuenta lo egoísta de las mismas. Este amor prohibido siempre fue solo mío y Sasuke merecía tener la vida que desease junto a quien se llegase a enamorar alguna vez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario