Sonreí cuando me despidió tan dulcemente antes de dormir. Esa noche fue simplemente perfecta. Todos los mejores recuerdos de mi vida junto a él se hicieron presentes, todas esas risas, todas esas travesuras, esa admiración y amor mútuo a tan tierna edad y de forma tan tierna para ambos que me di cuenta que siempre estuvimos enamorados desde que ambos tuvimos conciencia el uno del otro, del modo más puro que puede existir y también del más hermoso. Pero ahora era distinto, ahora a esa ternura se agregaba el deseo, la intensidad de sentirnos, por mi parte una demasiado fuerte como para sentir que ser humano alguno pudiese resistirla. Ahora era mucho mayor todo aquel sentimiento de antaño, y me hacía tan feliz sentirme retribuído del mismo modo por Sasuke.
De ese modo transcurrió la noche y amaneció. Al abrir mis ojos vi una luz brillante, no podía creerlo, ¿Sería que después de todo sí podré recuerar la vista? Me di cuenta que instintivamente llevé mi antebrazo a los ojos para cubrirlos. Veía todo borroso y entonces fui consiente de mi enorme deseo de ver a Sasuke, aunque no lograse distinguirlo bien. Poco a poco las sombras iban siendo reemplazadas por la luz, y en un intenso momento fui capás de lograrlo. De pronto había recobrado la vista y veía todo. No estaba seguro de la nitidez con la que veía, pero lo hacía.
Ahora podría volver a ver a...
Le busco con la mirada y es cuando mis ojos se topan con su figura, con su rostro y finalmente con sus ojos. Sonrío, le miro, al fin le puedo ver y es maravilloso, tanto que lo primero que salió de mis labios fue:
- Eres realmente hermoso. - Mi mano sostuvo su mentón mientras lo decía y mis ojos le escudriñaban muy profundo, buscando indagar en sus más íntimos pensamientos.
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