Ríe un poco cuando le responde de aquella manera, arqueando una ceja. -Prefiero que no te largues simplemente, si lo deseas siempre puedo acosarte teniéndote en casa- dijo medio en serio medio de broma con todo aquello. -Prefiero una larga vida sin tener que huir el uno del otro, aunque bueno, cuando algunos se enfade con el otro tal vez si haya que recurrir al acoso- sonrió imaginándose yendo detrás de Itachi constantemente para que se le pase el cabreo que pudiera tener. Además le vio relamerse los labios y tuvo deseos de lamérselos él seguidamente, pero el taxista detuvo el vehículo y tuvieron que bajar luego de que su hermano pagara. Si no fuera porque iba a pagar la habitación de hotel se emperraría en pagar él mismo todo lo demás, y de todas formas tampoco creía que le diera problemas, o eso esperaba.
Mientras caminaban éste le sorprendió tomándole de la mano, mirándole curioso y con una sonrisa, estrechándole la mano y caminando de aquella manera. Quienes los reconocieran pensarían que era un gesto de hermanos sin importancia, y más entre hermanos que sufrieron tanto como sufrieron, y quien no sin duda vería a una parejita paseando tan felizmente de la mano. Ese segundo pensamiento era el que más le gustaba porque era el realista, porque ambos eran, pese a ser hermanos, una parejita feliz. Juntos llegaron al inmenso centro comercial y se pararon a ver las taquillas, y la verdad es que casi ninguna película de las que había en cartelera le sonaba, a fin de cuentas desde siendo un niño pequeño se desconectó de aquellos temas por completo. -¿Vemos Parque Jurásico en 3D?- preguntó sonriendo, aquella era la única película que le sonaba, pues ya la había visto de pequeño, con su hermano, los recuerdos le hicieron sonreír. -A no ser que quieras ver otra- dijo mirando las demás sin saber cuales eran. -¿Cuando te apetece mejor ver la película? ¿Después de desayunar o después de almorzar?- preguntó viendo la hora, tomando de la mano a éste y caminando a otra zona del lugar, donde habían cafeterías y restaurantes, sentándose en la mesa de una cafetería. -Mientras lo piensas pidamos- dijo haciendo un gesto al camarero para que le trajera un café y un empanada mixta, tomando la mano de su hermano sobre la mesa para estrechárselo.
Le resultaba increíble que después de tanto dolor y sufrimiento ambos estuvieran así, juntos, amándose y felices, era algo que meses atrás hubiera considerado impensable, había pasado tantos años consumido por el odio y la tristeza, que había pensado firmemente que su vida se reduciría a eso, que no había nada más para él. Pero que equivocado estaba.
No hay comentarios:
Publicar un comentario