Esbozó una sonrisa sin dejar de mirarle, dejándose luego estrechar entre sus brazos, suspirando y sintiéndose muy bien, le gustaban sus reacciones cuando se sinceraba con él de aquella forma, ¿qué podía haber mejor que eso luego de explicarle, o intentarlo, todo lo que anidaba en su corazón? -¿Hacer? Nada, solamente no cambiar, seguir así conmigo, amándome...- murmuró en voz baja, avergonzado de oírse así mismo de aquella manera, ¿desde cuando era así? Era como descubrir un pronto un lado de sí mismo que no conociera, uno que solo existía para Itachi, para amarle.
Sus palabras tranquilizadoras le hicieron sentir mejor, saber que sencillamente éste lucharía por él y por que aquella relación saliera adelante, cosa que era lo que más deseaba y necesitaba, más que cualquier otra cosa en el mundo, éste era todo su mundo, su esperanza, su vida, su única opción a tener una vida feliz y llena, por eso mismo en los años que le creyó culpable de aquel crimen y ante sus intenciones de matarle fue tan... infeliz, y no se abría y acercaba a nadie. Porque después de Itachi no había nada, lo sabía entonces, y ahora lo tenía más claro y rotundo que nunca. -Pero hasta ser mayor de edad... sigamos así, ocultos pero juntos- dijo en voz baja, acariciando suavemente su pecho y cerrando los ojos con un pequeño suspiro. -Me gusta estar así, ser lo que somos... a mí no me importa lo que piensen los demás, sino poder estar contigo para siempre...
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