Título en movimiento I will love you forever

viernes, 16 de agosto de 2013

Después de entrar con aquel portazo el hombre se giró sobresaltado, visiblemente sorprendido al mirarle, y le miró con el ceño fruncido en un claro gesto de desprecio, observando a aquel hombre que acababa de admitir haber sido el culpable de la muerte de sus padres, el verdadero culpable de haber hecho de su vida un infierno, y sobre todo el culpable de haberle tenido enemistado con Itachi. O eso parecía, acababa de confesárselo a un moribundo Itachi, aunque aun tenía serias dudas al respecto, no entendía porque si ese hombre fue quien asesinó a sus progenitores porque su hermano se había declarado culpable ante él. Miró al extraño, aunque le sonaba de algo su rostro y no caía de qué, aunque ahora eso no era lo importante, lo que importaba era conocer la verdad de una vez por todas. El hombre habló y solo pudo apretar los puños, sentía deseos de partirle la cara, pero debía contenerse... por el momento. -No creo haber escuchado nada, he oído todo claramente, y quiero que te expliques- dijo con firmeza, con el tono de voz totalmente duro.

Y entonces éste empezó a hablar sin más, no se andó con chiquitas, no trató de escapar, simplemente explicó lo que acababa de decir, y a medida que hablaba sentía por un lado un peso horrible en su pecho al darse cuenta de lo equivocado que había estado todos aquellos años, y por otro lado alivio, porque al final su hermano era inocente, no hizo nada malo. ¿Pero cómo pudo mentirle sin más? Itachi había sido tan imbécil creyendo que todo estaría mejor si asumía aquella culpa, ¿no se daba cuenta de el infierno que había sido su vida ante el hecho de pensar que su amado hermano asesinó a sus padres? Su vida había sido de todo menos feliz desde entonces, le consumía el odio y el dolor, aunque siempre trató de anteponer el odio al dolor, era más fácil odiar. ¿Y creía que simplemente sería un héroe de haberle matado? En el momento que la vida de Itachi hubiera acabado por su mano su vida habría dejado de tener ningún sentido para él, ¿qué habría hecho después? Nada, porque después de Itachi sencillamente no había nada. -Dejaste que Itachi cargara con tu crimen...- murmuró en voz baja una vez asimiló sus palabras, con sus puños fuertemente apretado, mirando a la cama, a su hermano, en coma debido a una enfermedad que desde el principio se había estado llevando su vida poco a poco. 

¿Enfermo? ¿Por qué había decidido callarse tantas cosas que por derecho tenía que haber sabido? Ahora entendía porqué durante el combate que tuvieron jadeaba tanto, parecía cansado y porqué echaba sangre por la boca, era a causa de aquella enfermedad. ¿Pero qué tipo de enfermedad tenía? Bueno, eso no importaba ahora, tenía al culpable de todos sus males delante, y no pensaba quedarse de brazos cruzados. -Voy a llevarte ante la policía, pero no se te ocurra pensar que lo hago con la más remota consideración a que te asesinen... si no fuera porque contigo vivo y por tu declaración mi hermano será considerado inocente no dudes que yo mismo te mataría aquí mismo- dijo acercándose y dándole un repentino puñetazo en el estómago, impulsivo y furioso, apartándose un poco y dándole al botón para llamar a la enfermera junto a la cama de Itachi. -No pienses que te vas a librar del sufrimiento...- susurro fríamente.

En ese momento entró una enfermera corriendo, que se sorprendió al ver a esas persona en la habitación de aquel presunto asesino. -Llama a la policía, este hombre es un criminal- dijo con un tono mortalmente frío sin despegar la vista de ese hombre, alerta por si intentaba algo. Pero nada intentó, la mujer salió corriendo otra vez y a los pocos segundos entró la policía. Explicó lo sucedido a éstos y se llevaron a ese hombre para interrogarlo, y él se quedó en la habitación de Itachi cuando se marcharon a comisaria, acercándose a la cama y mirando el rostro de su hermano. -¿Por qué? ¿Por qué me tuviste que tener engañado? Merecía conocer la verdad...- susurró en voz baja, en un tono que hacía años que no se le oía, uno suave, triste, conmocionado. -No puedes morirte ahora, no...- alargó lentamente una mano y rozó levemente el cabello de éste, como si temiera que pudiera romperse si le tocaba. 

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