Título en movimiento I will love you forever

martes, 30 de julio de 2013

Habían pasado cuatro años desde aquel encuentro con Itachi, y tal y como había decidido no volvió al orfanato, la verdad es que no pensaba hacerlo de todas formas, aunque tontamente en su mente idealizó que conseguiría acabar con él, y que después de eso tendría que huir. Pero las cosas no salieron como esperaba. Se había dado cuenta de hasta que punto era débil, que de ese modo jamás podría vencer a Itachi, y que debía hacerse más fuerte como fuese. Y de ese modo huyó de la ciudad. Esos cuatro años fueron frenéticos, lleno de cambios y de aprendizaje, viajó bastante y aprendió de cada experiencia y de cada persona con la que se topaba. Estuvo metido en varias bandas, y aprendió a luchar y defenderse como un hombre, esos cuatro años le habían curtido completamente, sobre todo la personalidad, que era más cerrada y seria a como lo era de pequeño, y ahora era una persona temida, casi un hombre, con sus diecisiete años. Ahora era un experto en artes marciales, además tenía una gran habilidad con la espalda, la cual siempre llevaba hábilmente oculta. En su mente todo aquel tiempo tuvo un único objetivo, uno que le acompañaba desde hacía años, matar a Itachi y hacerle pagar por todo, vengarse por la muerte de sus padres, y vengarse por su último encuentro, hacerle ver que dejarle con vida fue el error más grande de su vida, que tendría que haberle matado cuando tuvo oportunidad.

Y ahora, estaba de vuelta en aquella ciudad donde creció desde hacía meses, un lugar donde antes solo habían buenos pensamientos y recuerdos felices ahora solamente le asechaban sombras, recuerdos que le llenaban el corazón de odio, un odio que se había visto alimentado durante aquellos largos años. No fue al lugar preciso donde vivía, y bueno, ya nadie le buscaba luego de irse del orfanato, de hecho estaba seguro de que solo invirtieron pocos días en la búsqueda, solo era un crío fugado. También sabía que la búsqueda de Itachi a estaba extinta, después de tantos años desde el asesinato de sus padres ya no pensaban en eso, se le imaginaba lejos de aquella ciudad, o incluso del país, tal vez muerto. Pero Sasuke recordaba las últimas palabras que le dedicó y sabía que no estaba lejos, no podía estarlo, era como si éste esperara otro encuentro, ¿para qué? ¿Para tratar de regodearse? No le dejaría, el último encuentro fue el último.

Ahora se sentía preparado para culminar su venganza y llevaba meses investigando el paradero de su hermano. Y donde la policía no conseguía información Sasuke sí, porque ahora era alguien frío y que no dudaba a la hora de buscar lo deseado, y solamente tenía que sonsacar información... a la fuerza, sin más. De ese modo había conseguido averiguar cosas, poco a poco, pero realmente a comparación con la policía que nunca supo nada útil su investigación estaba siendo un éxito. Sus pasos le llevaron a una villa alejada de donde antaño vivió, bastante alejado, y allí investigó, la verdad es que no creía que realmente Itachi estuviera allí, pero debía asegurarse bien en cada sitio que pisaba. Aunque, ¿qué pasaba si todas aquellas pistas le hacían andar en círculos y nunca llegaba a nada? Era un temor que tenía, pero debía tener paciencia y tener confianza, era la base del éxito, ¿no?

Se metió en una farmacia a comprar vendas y algunas cosas, alguien habituado a la lucha como él debía estar abastecido, a fin de cuentas. Y de ese modo, con total casualidad oyó una conversación entre las dependientas, hablando de un hombre joven que habían atendido hace rato, le describieron entre risas estúpidas, y sus sentidos se activaron, yendo al mostrador para que le cobraran las compras. -Ese hombre del que hablabais, ¿sabéis por donde vive?- preguntó con seriedad, las mujeres se miraron confusas. -No, aunque creo que debe vivir cerca, le he visto en ocasiones- respondió una mirándole curiosa, pensando que ese chico también era muy guapo, aunque más jovencito. -¿Por qué lo preguntas?- preguntó después. -Me debe algo- fue su única respuesta, cogiendo la bolsa de la compra tras cobrarle la chica y saliendo de allí serio, muy serio. 

¿Era de verdad Itachi? Sabía que no era del todo seguro, pero de momento había sido la pista más cercana que había conseguido. Después de eso empezó a deambular por aquel lugar, observando las casas, el sitio en general, si lo que las mujeres esas le dijeron era cierto entonces Itachi estaba viviendo por ahí cerca, al menos provisionalmente, no creía que fuera alguien de asentarse demasiado en un mismo lugar. Entonces se fijó en un edificio que por alguna razón le llamó la atención, acercándose lentamente al lugar y parándose frente a la puerta, podría ser un buen lugar donde empezar a buscar. -Itachi...- murmuró en voz baja, empujando la puerta, la cual se abrió lentamente, entrando despacio y mirando alrededor, caminando por el lugar hasta que alcanzó a ver a alguien sentado sobre una butaca, alguien que conocía muy bien. Había cambiado en esos cuatro años, aunque no demasiado, estaba más adulto, y más delgado, y tenía los ojos cerrados, ¿dormía?. -Me dijiste que este día llegaría- dijo rompiendo el silencio, hablando con voz clara y potente, frío, con rabia. -Comprobarás que no me falta odio- dijo llevando una mano atrás y agarrando la espada que llevaba oculta, sacándola y apuntando al mayor con ella. 

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