martes, 30 de julio de 2013
Era pasado el medio día en la mediana tarde cuando escuhé unos pasos apresurados justo cuando estaba saliendo apenas segundos atrás de la habitación de aquella humilde posada donde suponía pasaría la noche. Cualquier sobresaldo me mantiene alerta, pues en mi situación de fugitivo criminal, vivo mi vida escondiendome, huyendo. Mi nombre está manchado. Tras aquel incidente los medios de comunicación se encargaron de difundir la noticia del sangriento asesinato de nuestros padres; Fugaku y Mikoto Uchiha. Nuestro apellido era uno muy reconocido, y ahora, tras la tragedia de aquel día, lo es más. Nadie que conozca tales hechos podría no prestar atención a Sasuke, así él no lo quisiera, todo gracias a mí. Y por experiencias vividas, quien sepa acerca de mí, ansía más escapar de mi presencia que denunciarme ante las autoridades. Pero aún así, no tengo nada asegurado. Es por ello que el simple murmullo del viento me mantiene alerta. De modo que aquellos pasos apresurados alertaron mis sentidos de inmediato, y al girar mi rostro para echar un vistazo al perpetrador de los mismos, me encontré de frente a nada más ni nada menos que el causante, mi hermano menor, la persona más marcada por todo lo ocurrido desde el asesinato de nuestros padres, Sasuke. Aún así, no dije palabra alguna y simplemente mantuve una mirada imperturbable ante su presencia. Siendo que él me ha encontrado, no tardará en manifestarse.
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