Título en movimiento I will love you forever

viernes, 16 de agosto de 2013

Debían pasar unos días para preparar tener a Itachi bajo un tratamiento pre operatorio por seguridad, y de paso hacer una reservación y sacar los permisos para operarle. durante ese tiempo la mente de Itachi divagaba presa de los sueños dulces y de las pesadillas, sin rumbo. Finalmente ese día llegó y la operación se realizó de forma exitosa. Aunque a Sasuke le quedaba por aguardar lo más difícil, ver si lograba despertar y salir de aquel coma en el que se encontraba el mayor. 

En ocasiones Itachi estaba casi seguro de que había muerto y se encontraba en otra especie de dimensión parealela, otras que solo dormía e imaginaba en esos sueños el llanto de Sasuke, su voz, el calor de sus manos, de sus labios, de sus lágrimas, el roce suave de las puntas de su cabello, de su ropa, de su piel. Todo aquello era tan abrumador, sobrecogedor, tan cálido y estimulante que no podía ser malo. sin embargo no deseaba que Sasuke se encontrase así aunque fuese en sueños o desde otra realidad. Sasuke era su razón de vivir desde siempre, aunque su forma de proceder hubiera sido la incorrecta. En nombre de ese amor incomprensible desearía consolarle y hacerle saber que todo estaría bien, que la vida es dura, pero que el es fuerte y podrá salir adelante. 

No sabía cuánto tiempo había exactamente transcurrido, lo cierto era que se sentía entumecido y sintió como un ligero tic le hizo mover uno de sus dedos índice que estaba siendo sostenido por una cálida mano que en ocasiones le sostenía con fuerza y otras con debilidad. Seguido a ello los dedos de sus pies comenzaron a reaccionar y quiso abrir sus ojos, pero no pudo, porque había algo que los cubría, una especie de vendaje. entonces quiso hablar, pero ningún sonido fue capás de socorrerle y escapar de su garganta. Así estuvo sintiendose luchar, pero finalmente le abatió un extremo cansancio y no pudo resistir rendirse nuevamente al profundo sueño.

Sentía esa misma sensación algunas veces y por ocasiones, y no estaba seguro de porque o de qué estaba ocurriendo. Hasta que un día fue capás de llevar sus manos a su cabeza y palparse unas vendas que llevaba cubriéndole parte de su cabeza y sus ojos. En ese momento su garganta logró responder, primero emitiendo un gruñido ronco y profundo, y finalmente las palabras fueron capaces de salir de a través de sus labios. 
- Tengo... sed... ¿Dónde estoy...?

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